Thursday, November 30, 2006

Cosa Nostra

Evenamiento de un ex-espía, tropas ocupantes, juguetes peligrosos, estafas al IVA, catadores de cochinillos, Lorenzo Milá diciendo que ha habido "tensioncita" en el entrenamiento del Madrid, hoy viendo el telediario me he acordado a la vez de la peli de los Doors, cuando Jim Morrison/Val Kilmer llega to rayao al salón y ve una guerra en la tele y se la va la pinza y también de Farenheit 415. Hasta que ha llegado una noticia de una incautación de medicamentos ilegales para engordar el ganado artificialmente y, como llevo unos días de continuas regresiones, se me ha venido a la mente lo divertido que era cuando curraba en un periódico de Tres Cantos y los de la guardia civil, que estaban al ladito, me invitaban a ver las exposiciones de armas incautadas. La primera vez que fui flipé porque lo que para mí era el colmo del absurdo para ellos era normal, esto es, el hecho de que todo allí se podía comprar: recortadas, escopetas de caza, machetes, relojes, catanas, eso sí, siempre que no fueran objetos robados y el dueño los reconociera y demostrara que eran suyos antes de dos días. Al tercero ala, a la cesta de la compra. Increíble estampa la de ver a tipos de la sierra con esas cazadoras tan pijas verdes, esas que son acolchadas a rombos, empuñando una escopeta y comprobando si el cañón estaba recto. Una pintura negra de Goya o un sketch televisivo, así lo veía según los cafés que llevara encima. Ahora también, aunque reconozco que el tiempo lo idealiza todo y hasta le veo al tema un rollo un poco siliciano.

Wednesday, November 29, 2006

LSD en la red

Hoy le copio título y gracieta al colega Darius que me ha mandado esto, que es bastante anodido a la vez que colorista. El sentido de las cosas y del sexo en grupo escondidos en un teletubbie bailongo.

Tuesday, November 28, 2006

Soy mujer y no se leer los mapas

En mayo vine a vivir a Madrid, al barrio de la Prospe, y en junio me cambié de trabajo, a una parada de metro de Avenida de América. Estando tan cerca, tardaba media hora en llegar al curro, un poco mucho me parecía pero pensaba country: "Claro, esto es Madrid, las distancias son diferentes y los coches sí te atropellan". Un día de ese otoño tan verano que hemos tenido decidí ir andando siguiendo por la calle lo que pensaba sería la ruta exacta del subterráneo. 30 minutos exactos, así que me puse toda contenta pensando que tardaba lo mismo y tenía dos opciones la mar de buenas las dos. Bueno, mejor a pie, porque al ser una sola parada se esfuma todo lo bueno del metro (leer más de una página de un libro, escuchar más de tres canciones, observar a la gente) y sin embargo en mi parada en concreto se multiplica todo lo malo (interminable caminata hasta llegar al andén con un calor que clama al cielo y parece hecha para que el usuario agobiado tire de su reserva de ansiolíticos) Total, que hoy me levanté con ganas de aire y con un poco de falta del mismo y decidí ir andando y, mientras lo hacía, después de tantos meses, empezó a dibujarse en mi cabeza el plano de mi zona de influencia y me di cuenta de que estaba dando un pirulo de no se ni cuantas manzanas. A la vuelta por la noche he cambiado el rumbo preguntando a las señoras y tate, 15 minutos justos. Hace tiempo que dejé de enfadarme conmigo misma por estos despistes, porque no le hacen daño a nadie más que a mí y porque quiero creer que forman parte de algo más grande. En este caso creo que encontrar el camino idóneo a casa es una parte de algo que siento me está pasando, y es que estoy empezando a encontrar mi sitio en esta ciudad (siempre con fecha de caducidad, claro) Recuerdo que cuando viví en Coruña encontré mi sitio muy pronto y ahora estoy casi segura de algo tuvo que ver el hecho de que los primeros días que estuve allí me los tiré recorriendo sola y a pie toda la ciudad, aunque no voy a negar que tener la playa a un lado y el puerto al otro ayuda bastante a orientarse y a encontrar aire, y que las calles se laman cosas como Calle Sol, también. Aquí, y desde hoy, veré todos los días a mi Príncipe de Vergara, que me lleva como el camino de baldosas amarillas directa a mi destino y espero me muestre miles de estampas castizas.

Sunday, November 26, 2006

Comes in colors

Dos cosas han hecho que un día tan anodino como el de hoy se convierta en la jornada perfecta para sonreír y comer media docena de trufas de chocolate de lo dulce que siento (ni el guapito de Orlando me empalga hoy, buenísima la BSO, besssssoosossssssooosssssss!!!!!)

Thursday, November 23, 2006

Bananarama

Leí un libro de un amigo, Tres segundos de memoria, con el que me reí, sonreí, emocioné y que me encantó, y me quedé con algo genial que me ha acompañado en el camino y la vuelta y el camino y la vuelta al trabajo durante todo el día de hoy; el hecho de que el protagonista leyera libros de astronomía para conocer las increíbles y enormes distancias que hay entre las estrellas, lo que le inducía a pensar lo pequeños que somos. Y como tengo fiebre y relaciono todo lenta y pesadamente y absurdamente en la cabeza, me he acordado de un trozo de documental del Discovery Channel que vi en el zapping y que trataba de la selva. Contaba como la caída de los cocos de palmeras increíbles y enormes eran para los habitantes y animales del lugar algo temible, porque si se te caía uno de esos frutos encima palmabas, así de simples y pequeños somos. Todo ello me ha llevado a recordar la última conversación que tuve el viernes en el Nasti con un tipo con un increíble y enorme pedo a la altura del mío, sobre lo complicados que somos o lo complicado que lo hacemos todo. Interesante hasta que intuí cómo iba a acabar aquello y en mi interior comencé un rezo: "Por favor, que no diga ahora eso de, no se porqué nos complicamos tanto, mira los niños del tercer mundo, que no tienen nada e iluminan el mundo con su sonrisa". Lo dijo y, sintiéndome mala personsa por juzgar el chuzo ajeno, perdí todo interés en la conversación y recordé la frase increíble y enorme que dice Javier Bardem/Ramón Sampedro en Mar Adentro: "Cuando uno depende para todo de los demás, aprende a llorar riendo". Total, que he comenzado a enlazar pensamientos rápidos como pulgas y he agarrado con fuerza los virus de mis compañeros de curro para acabar barrenando y con la fiebre subida. Pero nada, no asustarse, que me hago una tortilla de aspirinas y mañana me presento en el cumple de otro amigo estupendo, con pinta decente y con ganas de fiesta porque ya se sabe, una con cualquier cosita... (happy birthday Ultracuerpo/Madsen!)

Wednesday, November 22, 2006

Estoy forrá (de papel)

Cuando no se tiene mucha pasta se agudiza el ingenio, como en la eterna peli adolescente cuando Winona se saca pasta con la tarjeta de la gasolina que le regaló su viejo. Este mes, aparte de generosas invitaciones de los más cercanos, que me han salvado varias noches que han terminado casi de día, he desubierto algo que no había apreciado hasta el momento, los tickets restaurant. Como en mi empresa se creen que con cuatro euros al día comes, y a la vez todos tenemos la suerte de poder ir a comer a casa y llorar frente al televisor viendo capítulos de Friends de los 80, nadie los usa a diario y para mí eran la oportunidad de salir a cenar a un sitio de 40 euros el cubierto una vez al mes, un lujo que me permitía el mismo día en el que el fajo de dinero de papel timbrado para papeo caía en mis manos. Aún así, tenía mogollón de ellos acumulados y he descubierto lo que mola llevarte comida a casa sin pagar con billetes o monedas. Me he hecho asidua diaria al Fast Good que está al lado de mi curro, que por 8 euros te pones pifo con hamburguesas de solomillo teóricamente firmadas por Ferrá Adriá (con tomate seco, que no se cómo lo hacen pero está que te mueres). A mí es que comer me flipa que no veas mientras que cocinar es algo a lo que nunca le he cogido el gusto y, por resultados que obtengo cuando lo intento, a la cocina tampoco le gusto mucho yo. Pero quizá lo que más me mole de estos tickets es que, teniendo la cuenta en números rojos y como no pienso soltar ni una moneda para completar el pago en papel si no cuadra, puedo decir como un auténtico Boggart: "Quédese con la vuelta".

Monday, November 20, 2006

Lunáticos

Siempre me ha resultado flipante el proceso de creación del arte, lo que le pasa por la cabeza al artista cuando está creando, la idea original, cómo va cambiando, las correciones de rumbo
que hace, en defintiva, todo lo que pasa desde que algo comienza a gestarse hasta que el libro, disco, cuadro, película, escultura o lo que sea, se entrega al público. Por eso creo que el jazz me mola tanto y si pudiera elegir otra época para nacer escogería la de estos tipos, porque con los jazzmen y algunas woman que pudieron hacerse un hueco podías ver el momento de creación en vivo y en directo, formabas parte de él y según fuera la reacción del público, iba cambiando, subiendo, bajando, manteniéndose hasta la extenuación. Ayer llegué a Madrid del country y la casa se me hizo pequeña, así que me fui a un centro cultural de Concha Espina donde ponen gratis todo este mes que acaba partes de un documental que creo se llama Historia del Jazz. Y hablaban de Duke Ellington y el concierto en NewPort, cuando la gente, un poco hastiada, se levantó para irse y él empezó a tocar un tema mítico suyo y el saxofonista empezó a hacer un solo y así estuvo durante 35 minutos, volviendo a la gente tan loca que el organizador comenzó a hacer señas histéricas a Elligton para que pararan de una vez porque se estaba acojonando tela. Y salía Miles Davis, cuando hizo un solo de media hora en un concierto el día antes de la Pascua, y justo cuando eran las 12 metió los acordes de la canción de Pascua ahí, cuadraos como un reloj de cuco. O lo que contaban de Ornette Coleman, que la primera vez que tocó con el bajo Charlie Haden le dio un papel enano y le dijo: "Yo voy a cambiar estas notas y tú me sigues" y estuvieron 2 días tocando en un garaje sin parar más que para comer una pizza. Y luego, Coleman, cuando vio que no podía superarse más, se puso a tocas debajo del puente de Williamsburg, en Nueva York. O cuando John Coltrane vio una luz mientras tocaba y cambió la heroína por una mística que no le restó nada de brutalidad genial. Y eso que decían muchos en la peli, que no puedes pensar que los hombres tirados en la acera no tengan talento, y que alguno de ellos podría ser Charlie Parker. Pero creo que lo que más me flipó de todo fue una frase de un saxo tenor en activo cuyo nombre no recuerdo: "Lo que más me impresiona de estos músicos es que estaban dispuestos a morir. Un músico de la banda de Davis lo que le estaba diciendo al tocar era: yo moriría por tí, estoy dispuesto a morir por tí, en este mismo momento".

Thursday, November 16, 2006

Mala Onda

No ha sido la lluvia, que no dejaba de caer pero no descargaba con fuerza ni limpiaba nada, no ha sido la oscuridad del día, todo encapotado y con los semáforos rotos, no ha sido el sandwich y la sopa de sobre que he tomado para comer por la inercia de la apatía, lo que de verdad me ha aterrado hoy han sido los dos minutos que tarda el agua en calentarse para hacer té. Con brutal sueño llegué a la cocina del curro, cogí mi taza, la llené de agua, la metí en el microndas y programé dos minutos. Bmmmmm, el ruido del aparato y mi mirada fija en la rueda del tiempo, interminable, hipnotizante, ansiosa yo porque sonara el pitido que avisa que ya está listo. Dos minutos bien largos, en los que no he pensado en nada en concreto porque me ha imbadido un quedamiento total, pero en los que se me han ocurrido cosas como que parecía la típica escena en la que el actor/actriz de turno se da media vuelta, coge el abrigo, y se va del trabajo sin dar explicaciones ante la estupefacta mirada de sus compañeros (alguno sonriendo anhelando ser también un héroe), y sale a la calle con gabardina y llueve y no lleva paragüas y en ese momento se cumple el tiempo y suena piiiiiii!. O los dos minutos primeros en pisar un país nuevo, poner el pie en tierra y cargar con la maleta, y subir la vista y mirarlo todo y respirar hondo y dar el primer paso. En fin, que ya lo dice mi madre apartándose cuanto puede del aparato, los microondas tienen ondas electromagnéticas malas para la salud y producen eso, mala onda.

Tuesday, November 14, 2006

Amistades peligrosas

Lo que cada vez está más claro es que hay muros para las personas pero para el dinero no hay frontera que valga.

Sed de angostura

Llevo dos días llegando a casa con la lengua fuera, pin pan pin pan PIN PAN!, y hoy he recibido una ristra de fotos de las últimas vacaciones, allá por el mes de agosto, en el sur gaditano, ole ole OLE!. Todas las instantáneas son bastante frikies por problemas logísticos de la cámara y por problemas de lógica humana, pero ésta ha conseguido su objetivo, despertar mi sed de angostura. Todos estos cocktails estaban muchísimo más buenos que Tom Cruise en la película, pero sólo el de banana estaba mejor que Elisabeth Sue, umm, umm UMM!

Thursday, November 09, 2006

Turista accidental

Si vas andando desde López de Hoyos hasta Neptuno bajando por toda la Castellana, aunque lleves años viviendo en Madrid, descubres cosas nuevas. Hoy salí a la calle con una buen puñado de canciones francesas+un disco genial de Arcade Fire en el mp3, dispuesta a ser extranjera en mi ciudad y hacer algo con lo que siempre he flipado cuando he vivido o pasado una temporada en una ciudad que no es la mía: ir por calle sin dirección ni meta fija y ver miles de vídeos musicales en el trayecto. He descubierto por ejemplo que además de en Colón, hay skaties al principio de la Castellana, a la altura de López de Hoyos, y que el sitio donde nos metimos la última pekeña hostia mi hermano y yo con el coche está justo al lado del edificio de nuetra aseguradora, la Mutua Madrileña. Andando y andando, no tenía pensado seguir recto, pero tenía claro que había que seguir el sol y no meterse en ninguna calle que recordara a lugar de trabajo actual o pasado, paradas de taxi, sitios de compras ni cines donde gastar un dinero que no tengo. Así que al final he ido todo para abajo, y he dejado a la derecha un atardecer brutal que envolvía el edificio Metrópolis, donde siempre imagino algún superhéroe escalando y escondido. A la altura de Cibeles dejá la acera central y pasé a la de la izquierda para ver de cerca el Prado, sin acordarme que por fuera está en obras y hecho unos zorros, así que he pensado ¡qué coño!, y he empeñado los seis últimos euros que había en mi cartera en ver Las Lanzas, El juicio de Paris y Los Fusilamientos del 2 de mayo. Pena que hacía frío, que si no me había puesto bermudas y comprado unos prismáticos en los chinos, porque la pinta también hace y porque los turistas se lo pasan de la hostia.

Monday, November 06, 2006

Doublegam

Supongo que todos tenemos algún doble por ahí rodando por el mundo, y es cierto que he visto algunos de amigos o conocidos, en ocasiones tan parecidos que me ha pasado como cuando eres pequeño y agarras de la mano a un señor todo convencido hasta que levantas la vista y te das cuenta de que no es tu padre. Pero lo de hoy ha sido realmente gracioso, porque en un comida con gente de páginas web (éstos no cabreados, nada de ir a tomar por culo), ha venido un chaval de unos 18 años que era clavadito al primer novio que tuve, cuando yo tenía 13 platónicos años y él 17 frenéticas primaveras. El chaval en cuestión tenía la misma pinta que mi amor de entonces, la misma sonrisa, las mismas gafas, increíble. Y ahí estaba yo, con 15 años más, viendo a mi pasado comerse un chuletón de 300 gramos de carne argentina y flipando con lo que es la vida. Aunque ni yo ni nadie haya encontrado mi doble todavía, ahora se que puede que lo vea, porque quizá aún esté por nacer, pensamiento que no se si me inquieta, me divierte o lo he plagiado de alguna peli basada en hechos reales.

Sunday, November 05, 2006

Hazlo

Estoy leyendo Menos que cero, y a pesar del desasosiego que me causa, me entran ganas locas de ir a Los Ángeles. De momento, me conformo con todo lo contrario a la angustia, la peli de la Primera del domingo por la noche, que es un plan californiano bueno bueno de verdad del que, desde que me lo descubrieron irving y edur, no dejo de hacer proselitismo. Hazlo, hazlo!!!!!

Thursday, November 02, 2006

El dinero de plástico no es para mí

Tenía una tarjeta de crédito dorada que me salió gratis pero que ha acabado costándome muy cara. La conocí cuando hice un viaje con Iberia y, durante un mes, pagué con ella alegremente caprichos varios y compras en el super. Pensaba que ya se habría cobrado mi felicidad, pero estaba esperando a que llegara mi mes más difícil en años en lo que a fondos se refiere para liquidar 250 euros de mi cuenta. Resultado: me queda menos de esa cantidad para pasar el oscuro mes de noviembre. La he roto, y a pesar de la uña que se ha llevado con ella, no siento pena por acabar con esta relación de inicio casual y final intenso. A partir de ahora sólo pienso relacionarme con el top ten de mis plásticos, a saber:

1. El de las chanclas de río y pescador, a ser posible azules
2. El de los gorros de las nadadoras, que tienen el corazón también azul
3. El de la bolsa que agita el aire en American Beauty
4. El del chubasquero de la replicante bailarina de serpientes que mata por la espalda Harrison Ford en Blade Runner
5. El de Plastickman
6. El de la Plastic Ono Band, porque siempre me resultó interesante la viuda negra
7. El de los trajes de los superhéroes, sobre todo de Catwoman, Batman y el de Emma Peel/ Diana Riig/Uma Thurman en Los Vengadores
8. El de los protectores esos con burbujitas, que relaja un montón explotarlos
9. El de los envoltorios de los caramelos, y el que nos zampamos con las gominolas y la comida china
10. El de los vasos del botellón
Material innoble por naturaleza, cuando se junta con el dinero es traicionero, y ya he comprobado que este tándem no es para mí. Pero ya se sabe, el que no prueba no gana (ni pierde).