Wednesday, October 29, 2008

On fire

Por aquí dicen que esta ciudad es la más bulliciosa del mundo (tienen mucha manía de poner "lo más" en todo los tíos) Supongo que hay que pasar un tiempecito para cerciorarse de que, como en todos lados, muchas cosas son relativas. Ayer era flipante, las diez de la noche, un frío que te mueres y en unos cuantos metros conté a dos personas caminando encogidas por la quinta avenida, esa calle enorme a lo ancho y a lo largo que parece que no tiene fin y que parece que siempre, siempre, va a estar petada. El Empire State iluminado de rojo pasión, como para dar calor, y una cosa muy curiosa: los neoyorkinos, cuando hace frío y viento, caminan por el lado de la acera más cercano a las tiendas, como cuando los gatos tienen mimo y se rozan con las paredes.
Cuando uno está solo y lejos de casa en una ciudad donde la mitad de la gente está igual que tú, se desarrollan muchas formas diferentes y absurdas de abrazar a la peña, sobre todo a la que está lejos. Yo llevo una semana entera descubriendo que escuchando Nacho Vegas y andando por las avenidas, o fumando un cigarro en Central Park o flipando con las luces de Times Square, cruzo oceános y estoy aquí y a la vez de nuevo en el norte del norte. Flipa, Nueva York ha convertido a unos de los tipos más raros de la música española en un mainstream para mí,.
"Como los ríos fluyen, igual que el viento sopla, así el amor destruye y yo lo supe en el momento en el que me repetiste allí: "Cuando ordene usted puedo desaparecer"
Mi Marilyn particular
Nacho Vegas

Wednesday, October 22, 2008

Tito Puente chana, Obama vuela

¿No se parece un poco Tito a Joe Pesci en Casino?

Hay un dicho aquí que se utiliza para encajar las cosas raras que ocurren en esta ciudad: "Esto sólo pasa en Nueva York". En el country, cuando a alguien le pasa algo extraño, normalmente se le atribuye el mérito al sujeto en cuestión: "Esas cosas sólo te pasan a tí". Aquí el premio se lo lleva la ciudad. Ayer se me ocurrió pensar que no es que aquí pasen cosas única y genuinamente raras (el grupo countrygirlsanboys es muy pesado contando cosas extrañas que le han ocurrido, y si es tan plasta es porque hay la tira). Me da la impresión de que lo que se da aquí es que pasan muchas cosas raras o sorprendentes, hay más cantidad, y que son muy visibles porque al estar la gente tan acostumbrada, se toleran mejor. Con decir "esto sólo pasa en Nueva York", uno se lo guarda dentro y sigue su camino.
Cosas graciosas/raras/extrañas de ayer:
- Ir por la quinta avenida paseando con Tito Puente a los cascos a toda hostia es alucinante y un peligro si lo que quieres es evitar ponerte en ridículo. No por la música, que es la bomba, sino porque se te puede escapar algún tímido, torpe, absurdo y completamente reflejo paso de baile. El tipo que venía en dirección contraria respondió dándose una vuelta lolaia.
- Ver que la gente sonríe meintras camina, no un rostro, sino dos, y tres y cuatro, era raro. A los dos minutos descubro porqué: Un tipo enorme vestido con un chaquetón hasta los pies está pidiendo con un vaso de café vacío en la mano y cantando el "Like a Virgin" a grito pelado, con bailecito incluido.
- Al salir de clase (qué recuerdos, dios) con una colega española, un tipo nos pide que escuchemos una canción que le ha compuesto a su novia que le ha dejado. Sentados en las escaleras de una típica casa neoyorkina donde siempre hay carteles prohibiendo el ruido, el tipo nos toca el tema. Estaba bien, pero se le iba, llevaba sus copichuelas encima. Después nos da flyers de su actuación esa noche en un garito. Puro marketing directo.
- En Union Square, paradas hablando en la boca del metro, Obama se nos cae encima. El puesto de al lado, con un montón de Obamas en cartón a tamaño natural, sufre los estragos del viento, y una decena de ellos vuelan entre la gente, con bastante regocijo general. El dueño del puesto nos dice: "Bueno, la verdad es que conozco muchas mujeres a las que no les importaría que Obama se les cayera encima"
Estas cosas pasan, no se si sólo aquí, pero seguro que aquí sí.

Sunday, October 19, 2008

En el neighbourgh

Ya está aquí el otoño. Esta mañana me he despertado con el sonido del viento y cuando he corrido la cortina ahí estaban, las hojas cayendo de los árboles a puñados y volando y haciendo remolinos, y el señor viejo y varias señoras barriendo con la escoba su trozo de acera, trayendo y llevando las hojas, que estaban un poco como locas, como le pasa a casi todo bicho viviente cuando cambian las estaciones.

La vecina de enfrente lleva preparándose para esto desde hace semanas. Creo que fue hace ya tres cuando colocó todo esto en su balcón.


Que por la noche se ve un poco así


Y si te tiembla un poco el pulso hasta acojona.


Saturday, October 18, 2008

Buscando las diferencias

Naomi Klein dice que cuando lee a Eduardo Galeano le da la impresión de que ya no hay nada más que decir, que todo lo ha dicho ya él. Es un crack.
Roma Tour
"El trabajo manual era cosa de esclavos
Y aunque no fueran esclavos, los jornaleros y los artesanos desempeñaban oficios viles. Cicerón, que desempeñaba el noble oficio de la usura, había definido las categorías laborales: Los menos honorables de todos son los que sirven a la glotonería, como el salchichero, el vendedor de aves o pescados, el cocinero...
Los romanos más resptados eran los señores de la guerra, que rara vez la peleaban, y los dueños de la tierra, que rara vez la tocaban.
Ser pobre era un crimen imperdonable. Por disimular esa deshonra, los ricos venidos a menos se endeudaban y, sí tenían suerte, triunfaban en la carrera política, que ejercían al servicio de sus acreedores.
La venta de favores sexuales era una segura fuente de fortuna. También la venta de favores políticos y burocráticos. Ambas actividades llevaban el mismo nombre. Los empresarios de la prostitución y los profesionales del lobby se llamaban proxenetas."
Eduardo Galeano - Espejos. Una historia casi universal.

Wednesday, October 01, 2008

Es sólo rock&roll pero me gusta

El metro y la calle, definitivamente
El amor a una ciudad siempre suele ser un amor reñido. Pasa con Nueva York, con Londres, con Madrid, con Coruña o con Salamanca. Cuando es mi ciudad, el cabreo es más tranquis y siempre consciente de su derrota. Al final, uno es de donde es y punto. Cuando estás fuera es mucho más fácil cabrearse, y chillarle por dentro a las aceras y a la gente que se vayan a la mierda, que como te toquen muchos los huevos les mandas al garete pero ya. Siempre queda ese fantasma de la retirada, y el sueño mitificado pero bien real de que "en casa, como en ningún sitio". Me he cabreado mucho con Nueva York, con el casero cabrón que te deja en la calle, con el tendero que te cobra cada día una cosa por el tabaco de liar, con las super mega tiendas de la sexta avenida que te venden mesas a precio de saldo sin tornillos para poder montarlas, con los coches que pasan a tu lado a toda hostia haciendo saltar por los aires el agua de los charcos y calándote entera. Y me he contentado muchas veces, con la agente inmobiliaria yanky-hispana que te enseña su foto ajada de Julito Iglesias y te dice "le he visto 27 veces, a mi niño"; con la profesora cañón que para los pies a los más USA de clase recordando que "ser humano no es sólo, o no es en absoluto, ser norte-americano"; con los vecinos viejunos que se sientan en las escaleras de mi casa a las 9 de la noche a hablar del tiempo, de Grecia, de sus zapatos; y con el Empire State, que siempre está ahí, la hostia de bonito, cada vez que salgo atorada de la biblioteca.
En mi primera semana aquí debí oir como cien veces eso de 'It's New York, girl', cada vez que me perdía, me cobraban cosas a precio de oro o no se podía pasar por una calle cortada. Tras un mes y medio de locura a cholón, me he dado cuenta de que la frasecita de marras es tan cierta como su aparente falta de sentido, que vale igual para lo bueno y para lo malo, y que, al final, en un sentido bastante brutal, como la ciudad misma, es una forma de decir 'si quieres, estás en tu casa'.