Monday, August 31, 2009

Como una ola

Echarse a la calle a ver qué pasa, decíamos. Coger el metro un poco al tuntún. Me bajé sin pensarlo mucho en Herald Square, donde están los grandes alamacenes más grandes que he visto en mi vida, una especie de Corte Inglés a lo bestia, en tamaño y en ansia de consumir. Entré por las puertas doradas a la planta de los bolsos carísimos y las colonias y cremas milagrosas, y enseguida hice contacto visual con una de las vendedoras, que ojo avizor me vio un poco despistada. Prueba de piel y de hidratación de pelo más tarde, ya me sabía toda su vida: que su abuela era española, de Galicia; su madre se casó con un Irlandés y se vinieron a Nueva York, y por eso ella sólo sabía hablar inglés y estaba aprendiendo español. Estuvimos repasando los nombres de las partes de la cara en castellano, y nos echamos unas risas. O lo disimuló muy bien o al final no la importó tanto que no comprara nada, y me apuntó en un libro rosa para que me pinten y me peinen gratis el próximo 10 de septiembre en la Fashion Night de Macy's. Me horroriza sólo de pensarlo, y creo que ella también supo que no voy a ir ni de coña, aunque estoy segura de que a las dos nos daba igual.
Como el día era cojonudo de brisa rollo mar y yo me había puesto unos piratas muy apropiados para la ocasión, paseé y paseé por la orilla del Río Hudson, desde la 32 hasta el Soho. Primero tocaba divisar los barcos pijos en los muelles de Chelsea y el hotel donde Dylan Thomas colapsó después de 18 wiskies, unas calles más adentro. Después, los biciclistas sudando la gota gorda y parando a descansar en los banquitos que hay entre parking y parking, de coches y de barcas a motor. Luego el Hudson River Park, con una serie de plazitas sobre el río en las que tíos con bermudas y camisetas sin mangas bailan salsa unos con otros mientras los demás miran y fichan pareja apoyados en las barandillas. Y finalmente las calles del Soho. Iba buscando uno de mis bares preferidos, del que creo que ya hablé aquí, el Ear Inn, y de repente me desorienté un poco y paré a un tío mayor en bici con gafas de sol: Spring Street para qué lado es?. Y el tío se quita las gafas, y me suena y yo creo que le sueno, y me dice: Vas al Ear Inn verdad dear? Por allí, pásalo bien. La pinta me supo a gloria, pensando en los marineros que recorrían los muelles de Nueva York años ha y acaban en el mismo lugar que yo ayer, reponsando o dando rienda suelta a todas sus mareas.

Sunday, August 30, 2009

Human after all

En las canciones románticas inenarrablemente grimosas tipo Amaral, y en las series de supermujeres-pobressereshumanos tipo Sexo en Nueva York, el mito de la vida en soledad en la gran ciudad entre millones de personas está tan poco discutido que ya se da por hecho y muchas veces va una y se lo cree. Luego, cuando se da cuenta de que puede sobrevivir a pesar de lo duro que resulta, empieza a pensar que le deben una estatua en un parque, por el esfuero titánico. A pesar de todo, si se consigue poner todo en perspectiva, una se da cuenta de que tampoco ha sido para tanto, aunque cueste reconocerlo. Buscando otras formas de verlo alejadas de tipas que llevan faldas-tutú de bailarina, una encuentra que también se puede dejar ir, y punto. Ayer estuve en un pedazo de fiesta diurna en un parque de Brooklyn que organizaba Spike Lee en honor del 51 cumpleaños de Jacko. A mí la muerte de Jacko me dejó bastante indiferente, pero la cosa tenía buena pinta y además amo a Spike Lee. Para allá que me fui para descubrir una vez más que observar a la peña a veces es formar parte de algo grande. Con un 95% de negros de Brooklyn, desde bebés hasta viejunos, allí todo el mundo bailaba y cantaba de la hostia. Casi lloro cuando Spike Lee intercalaba el título de uno de los temazos de Jacko, Can you feel it?, con la mítica frase de Cyrus en "The Warriors": Can you dig it? Grande. Y pesar del estilo familia feliz que me tira para atrás de Man in the Mirror, cuando Spike la anunció como el último tema y la peña enloqueció flipé a muerte. Creo que nunca me había sonreído tanta gente desconocida a la vez. Lloronas del tutú no, perderse entre la gente y fliparla, I dig it.