Monday, December 14, 2009

Tontunas


Hace mucho que no escribo aquí. Puede ser porque no paro de escribir en otros lados. Estoy en el final del trimestre y aquí todo es escribir conciencudos trabajos y reflexiones más o menos abstractas con notas a pie de página. Hoy he terminado mis diez horazas laborales, he entrado en hotmail, he visto un correo de un amigo que invita a un botellón con posterior salida a bares el viernes y le he respondido con un absurdo tras otro, del contento. Eso pasa mucho cuando uno está cansado, y me encanta. Es posible que los mejores escritores no sólo tomaran cocaína, o hachís, u opio, para inspirarse. Igual lo hacían para estar mataos un rato y después escribir así, a lo loco, en plan "estoy como una cabra." Hay muchos libros que son absurdos, o parecen tontos, y son la requetehostia. Aún así, no es siempre cansancio intelectual lo que inspira a hacer el tonto o pensar tontamente, una de las mejores cosas que te pueden pasar, y que pasan menos de lo que uno cree. Recuerdo cuando trabajaba para un proveedor de Renfe contando las personas que se bajaban de los trenes de cercanías en la sierra, ocho horazas al día al fresco en el frío Febrero. Al terminar, más que cansada, me sentía tonta, y con unas ganas locas de ir por ahí con colegas a hacer lo que hacen los tontos, tonterías, especialmente en los bares. Cuando curraba haciendo habitaciones de hotel en Londres y salía con la espalda tocada de hacer camas, llegaba a mi edificio, salía a mi patio trasero y me trincaba una lata de medio litro de la cerveza más barata que había en la ciudad. Y creedme, eso es hacer una tontería, porque uno empieza a hacer el tonto justo tres minutos después del primer trago, y se pierde durante horas buscando el paso de cefra que sale en la portada del Abey Road cuando está a exactamente dos manzanas de su calle. Ocurre también cuando uno no ha dormido una mierda y tiene que levantarse para currar en una oficina al día siguiente. Se caga en todo, pero a veces pasa que está como pedo, y se le ocurren cosas como hacer un viaje en coche por el norte de España, para probar sucesivamente el pulpo gallego, la fabada asturiana y el cocino montañes cántabro. En fin, que el que no se anima es porque no quiere, o porque es tonto, o no.