Monday, March 22, 2010

On the road

La gente se rebozó en el barro en esta pradera

Salimos de la ciudad con un coche super pijo en un día soleado. Pasamos por uno de los múltiples puentes y en cinco minutos estábamos en otro país. Enormes árboles y carretera. Teníamos que coger la ruta 17 y conducir dos horas y media hasta llegar a las cabañas. En el camino, los coches dejaron de ser coche y pasaron a ser 4x4 abiertos atrás, y compramos un bate de béisbol de palo y una pelota en una country store. En busca de carne para la barbacoa, paramos en un pueblo donde acabamos entrando en un supermercado que tenía el parking más grande que he visto en mi vida. En busca de wisky, acabamos en una licorería con una tía enorme sentada en una silla con un rifle apoyado en las piernas. Llegamos a las montañas, y entramos en una cabaña que tenía por suelo un montón de alpacas de paja. Sólo se oía el sonido del río a dos metros de distancia. Por la noche, haciendo barbacoa, se nos unió una pareja de San Francisco, ella super pedo, él muy sereno, seguramente porque se había comido 120 tripis en su vida, como luego nos confesó al calor de la hoguera. También nos contó que en California, en los años 20, los inmigrantes chinos construyeron una presa en el Lago Tahoe y después, como no había más trabajo que hacer, se los cargaron a todos. No se si es verdad, pero es para flipar. Acabamos fumando pitillos de liar sin filtro y bebiendo una especie de sidra embotellada en botellas de tercio de cerveza, escuchando todos los discos de Led Zepellin. A la mañana siguiente nos fuimos con el coche a recorrer el camino y terminamos en el pueblo en el que está la explanada donde se hizo el festival de Woodstock. Uno de nosotros pisó una mierda allí, y con la mierda de Woostock nos fuimos a ver West Point, la cuna de los condenados marines americanos, y nos tiramos en el césped a seguir fumando pitis sin filtro y a mirar el lago donde se inventó el ejercicio de canoa que se hace ahora en los gimnasios. Cuando llegamos de nuevo a la ciudad, oliendo a chamusquina, con las botas puestas y la parrila colgado de la mochila, era como salir de una novela de carretera y volver a una película. Grande.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

qué foto más guapa chata¡¡

11:30 AM

 

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