Friday, December 19, 2008

Nuevas sensaciones

Hay cosas de esta ciudad que uno no ve hasta que no lleva un tiempo dando vueltas y perdiéndose en la cuadrícula de calles. Esta semana he experimentado a tope lo que aquí llaman "la línea de la raza", o lo que en cristiano es ser blanco y ser negro. Uno va por la sexta avenida y ve gente de cientos de países y de todos los colores, pero es que en la sexta avenida no hay línea racial. Una vez fui a Jamaica, al este de Queens, a hacerme el número de la seguridad social, que está allí la oficina. Primero había ido a la de Chinatown porque me confundí, y eran todo todo chinos y las cosas estaban escritas en chino en las paredes y era cachondo. En Jamaica eran todo negros. De hecho, me perdí, y estuve recorriendo varias manzanas en dirección contraria. Una señora mayor con una chica joven dijo a mi paso: "¿Qué estará haciendo esta niña aquí?", pero yo no me di cuenta de lo que significaba eso hasta una media hora después, cuando ya en el camino correcto me percaté de que llevaba una hora allí y que yo era la única persona blanca por la calle. Y claro, alguna gente me miraba. Sensación extraña que espero no olvidar nunca.
El miércoles fui a una fiesta en la parte negra de Buswick, en Brooklyn, donde vive una colega turca. La cosa empezó muy de tranquis a las seis de la tarde, pero desde las 12 a las 4 de la mañana, los que fumábamos teníamos nuestra propia fiesta en el pasillo de la casa, con esas escaleras super de peli y las paredes desconchadas. Los vecinos eran unos chavales de unos 20 tacos negros que pasaban marijuana a, por lo que vi, chavales blancos vestidos modernos. Se estaban fumando unos porros con papel marrón y eran unos cachondos. No se muy bién cómo ocurría pero en algunos momentos, siempre entre risas o medias sonrisas, había algún silencio y en él quedaba patente que ellos eran negros y nosotros blancos. Estaba claro que vivíamos en mundos diferentes, pero no era sólo eso, no era sólo quién tenía más pasta o quién iba o no iba a la universidad, o quién conocía mejor la ciudad. Era eso pero al mismo tiempo era la sensación extraña otra vez.
Ayer fui a la fiesta de la profesora, en una parte super tranquis de Brooklyn. Tenía la casa llena de los cuadros de su novio, que es medio africano medio francés, y que según contaba ella, nunca se había sentido "black" hasta que llegó a Nueva York hace unos años, cuando supongo que tuvo en bastantes ocasiones la sensación extraña y pensó: ¡Hostia, si soy negro!
La gente reconoce que aquí el tema de la raza (y no hablan de chinos ni de japoneses, ni siquiera de hispanos, hablan de negros y blancos) les pone un poco nerviosos a la hora de discutir porque lo sienten traumático, y por eso hablan de la "línea racial". Me estoy leyendo la biografía de Malcom X y él lo llamaba "Negroes". El domingo voy a Harlem a ver su avenida, la avenida Malcom X, a ver cuántas sensaciones extrañas traigo de vuelta.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

me pido una envasada al vacío para reyes. a ver si me la puedes traer! ;) mua!

3:00 AM

 

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