Wednesday, November 19, 2008

Amo a la gente leona

Es así. Cuando Leyla y yo estábamos en Coruña, los viernes casi siempre teníamos la sensación de urgencia de hacer el salvaje, romper rutinas y ver qué pasaba, qué hacía la gente, qué estaba ocurriendo por ahí fuera. Nos tomábamos una botella o dos de riveiro y ya estábamos como queríamos, como leonas. No se podía definir mejor.
Aquí he descubierto que hay muchas formas de ser leona, pero creo que estoy barruntando que, en el fondo, el impulso que te anima a rugir se parece mucho, aunque cada uno ruja por un motivo, haya grados y cada cual use su energía para una cosa. En la música hay la hostia de leones y leonas, por eso estoy cien por cien de acuerdo con Irving en que la coherencia entre arte y actitud, lo auténtico, cuenta un huevo, y por eso odio a Oasis, corderos por leones, a pesar de que Wonderland es la bomba.
Uno tiene primero que estar dispuesto a ver cosas y a preguntarse qué son y porqué pasan y a ponerlas en duda y a ser un cínico de la leche. Hasta ahí ya se han tirado millas.
Y luego de toda esa mierda, de esa sensación de que todo está bastante jodido, aún dar una vuelta más de tuerca y buscar más allá e imaginar cómo podría lo que es chungo ser diferente.
Todo esto viene porque en mi uni hay varios profes que son del palo muy leones, de esos que te hacen preguntarte todo el rato ¿pero esto tiene que ser así? ¿ya no es posible un mundo sin capitalismo? ¿pero de verdad la ONU ayuda o coloniza? ¿pero en serio las ONGs no contribuyen a que los países que están más chungos sigan necesitando ayuda para sobrevivir? Y si todo esto es cierto y todo es una hez, ¿cómo podría dejar de serlo? Y luego los leones suelen ser los más cachondos y sueltan gracietas ahí a saco, en medio de la confusión. Mucha peña en clase dice que se deprime un poco. Yo a veces tengo la sensación de que no me entero, muchas otras siento que las cosas que antes no me gustaban pero no sabía explicar muy bien porqué empiezan a cobrar un sentido y que es posible que de vez en cuando acaben cuadrando; la mayoría oigo y oigo rugidos. Hoy la tipa era una auténtica leona y voy y me pongo Mogwai en los cascos para la vuelta a casa. Casi salgo ardiendo.

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