Friday, November 14, 2008

Definitivamente, quizás

O una de cal y otra de arena, o direcciones contrarias, o las contradicciones, que son cachondas:
- Ver a un rapero en la tele, contando en la puerta del Apollo Theatre en Harlem que después de que haya ganado Obama el rap va a tener que cambiar, que ya no pueden estar todo el rato haciendo canciones en las que se llame "bitch" o puta a las tías y "whitey" o blanquito a los blancos, y se quejen de que no hay "black power" posible en la "white house"
y a la vez
- Darse cuenta de que, como dijo un colega ayer, la gente aquí parece que no tiene nada de cinismo en las venas, creen en el sistema y en que puede cambiar y por ende que Obama va a cambiarlo todo, todo, todo.

- Ver a Oprah en la tele llorar después de cada corte en el que aparece Obama y a comentaristas republicanos emocionarse a muerte con ella.
y a la vez
- Horrorizarse al contemplar que la siguiente pieza es otra vez Oprah llorando, pero esta vez tras un reportaje en el que explica los quince años de felicidad que pasó con su perro, y cómo éste nos dejó ayer, no sin antes convertir a Oprah en mejor persona. (El perrito era la bomba y daba mazo de pena, una no es de piedra, pero el hacer un reportaje en prime time, con aplausos y ánimos del público y todo... era casi obsceno, la madre)

- Estar en el laundry con las dueñas dominicanas y con la tele en español a toda hostia viendo las noticias de la visita de Obama a la casa blanca y comprobar que los periodistas dedican más tiempo a analizar el vestido de Michelle, el tono y su significado, que lo que allí se ha dicho.
y a la vez
- Comprobar que aunque la tele muchas veces trate a la audiencia como si fuera estúpida, la gente no lo es. Una de ellas dice: "Mamita, esto va a ser duro, pero el futuro ahorita pinta mucho mejor", y la otra responde: "Pero estos de la tele son unos pendejos, por qué no sacan más al nuevo presidente?"

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