Wednesday, March 07, 2007

Cuerpo diplomático

Siempre he huido de las cuentas y los presupuestos como de la pólvora, porque no me gusta nada hacer esas cosas y porque, como ya supondréis, se me dan fatal y me atoro muchísimo. En mi curro tengo que hacer algunas cosillas de ese tipo, aunque pocas, pero ahora mi jefe está de baja y me toca lidiar con órdenes de compra, adelantos de caja, proformas y miles de cosas que me requieren un esfuerzo agotador, yo, que no cuento las vueltas del super porque me da una pereza atroz. Hoy además me ha tocado estar entre dos fuegos, los de un proveedor estricto y las estrictas normas de pago de la empresa. El caso es que dos calles más abajo de mi oficina había 150 bolis esperándome y que no podía recoger porque no había mercancía sin pago y no había pago sin mercancía. Una situación tan absurda y oscura para mí como preclara y lógica para las dos partes enfrentadas, con las que me he tirado hablando por teléfono todo el día reproduciendo conversaciones que siempre comenzaban con un amabilísimo "Lo siento fulanita, pero es que menganita dice tal, espero que comprendas su postura" Si soy un desastre con los números y no me duelen prendas al reconocerlo, también se que soy muy buena al teléfono y hago gala de una diplomacia la mar de paciente que me salva de la quema muchas veces. Vamos, que soy la mar de maja al aparato. Recuerdo que una colega del country que acabamos perdiendo la pista pero a la que solía encontrarme en la facultad me contó una vez que trabajaba en un teléfono erótico y yo no paré de preguntarle cómo era aquello, que decía y que no, y ella me contaba que era la mar de fácil y estaba tan contenta, y yo con ella. Creo que mis dotes telefónicas no llegan a eso pero sí es cierto que al final, con tanta simpatía, he conseguido que las contables cedan y los dichosos bolis han llegado al fin a mi mesa y no volando y estrellándose contra las paredes en señal de venganza. Eso sí, luego una se queda con bastante mala hostia dentro y se plantea porqué a veces nos callamos las cosas en unos momentos que se merecerían un buen "megacoenlahostia" y en otros nos cagamos en todo además de en la hostia sin razón aparente. Supongo que es como cuando te tiras años sin decirle a un amor platónico que le quieres con locura y luego te bebes dos chupitos de tequila y acabas liada con el primero que pasa. Lo que está claro es que la diplomacia es un coñazo si no te pagan un palacio y un coche sin matrícula y con los cristales tintados.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Qué chulo el post de hoy...
No te sientas mal, la diplomacia y la burocracia son dificiles para las mujeres de acción! besos enfermos...

5:11 AM

 
Anonymous Anonymous said...

tu hazte tortillas de antibióticos y ponte buena pronto!

8:27 AM

 

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