Wednesday, April 02, 2008

Quizá más country que nunca

Regreso con la lengua fuera y tres dioptrías más de tanto estar frente al ordenador. El lunes cuando llegué a casa me sentí como si me hubieran echado a los leones, cual gladiador, allí sola, con todos rodeándome arañando la arena. Exagero un huevo, así que para decirlo claro, qué días de curro más bestiales he tenido, qué rollo de horas invertidas. Siguiendo con la exageración, me encanta una imagen que me viene a veces a la cabeza cuando veo a alguien que está exhausto, de forzar la máquina o de forzar emociones, que me parece se parece a un perro pastor alemán que ha corrido durante un rato, detrás de algo, más que huyendo de, y tiene la lengua fuera, los ojillos brillantes, y unas cuantas heridas de las dentelladas que se ha llevado a lo largo de su vida.
No ha sido tan grave. Hoy me he pasado medio día en el hotel Intercontinental de Castellana, y flipas. Una de las cosas que he tenido que hacer era buscar un lugar adecuado para hacer fotos oficiales en el Hall, a ser posible con pared libre de ornamentos. Hemos tenido que alquilar una sala porque ni de coña. Era cojonudo, todo lleno de tapices, de lámparas de araña, de espejos con marcazo bañado en oro, de candelabros colgados de las columnas, a cascoporro. Y las puertas, pesaban un quintal, con lo que cada vez que empujaba una me tambaleaba rollo finde chuzo. Cuando un tipo vestido de azul con galones se ha acercado al piano de cola, se ha sentado y ha empezado a tocar la melodía del "Somos novios, compartimos un cariño limpio y puro....", se me ha olvidado el perro, pero no la lengua fuera.

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