Tuesday, January 16, 2007

Summertime

Últimamente veo y oigo muchas noticias sobre el cambio climático, así que supongo que en Bruselas habrán hecho algún añadido a la directiva Televisión sin fronteras o al Libro blanco de la televisión, que animará a la responsabilidad de los medios en la concienciación de los ciudadanos europeos respecto al medio ambiente. El otro día también oí de refilón en La Ser que Estados Unidos, Rusia y Canadá ya se están peleando un poco para ver quién se queda con el Polo Norte cuando se deshiele, o en su caso para ver cómo se lo reparten y quién se queda con la mejor parte. Y esto es así por un hecho que no por obvio es menos sorprendente y es que el Polo es el único sitio del mundo que no es de nadie. Ni banderas, ni constitución, ni sentido de país/patria (seguramente sí de tierra, o de hielo cuando menos), ni ciudadanía ni hostias. Pero igual que al hielo le quedan dos días, a ese paraíso anárquico le queda uno y 1/2. Aunque como ciudadana europea no haga mucho por cuidar el aire que respiro he de reconocer que flipo con el ruidito que hacen las botellas cuando las tiras al contenedor de vidrio, que tengo países semanales de hace siglos esperando a que los tire en la basura correpondiente y que una de las razones por las que odio a mi portera porterísima es porque se empeña en sacar el contenedor amarillo sólo una vez por semana. Aún así, pensando en cómo hacer más, casi siempre me acaba ganando el cinismo y al final lo que piendo al escuchar el Summertime de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong es que no nos queda más que esperar a vivir un verano continuo.

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