Thursday, March 09, 2006

Dame películas, que yo te doy mi vida

Podemos montar una auténtica biografía de nuestras vidas a partir de las pelis que hemos visto en el cine. Hoy hablábamos de las primeras que habíamos visto en pantalla grande, y del "Cristal Oscuro" o "El Retorno del Jedi" de la generación del 79 al "Parque Jurásico" o "Batman" de la hornada del 83 hay un mundo. Ellos vieron los clásicos en la tele por primera vez, y nosotros vimos el bodrio de Spilberg con algún amiguete/a que casi nos quería meter mano. Ese estreno de la "Historia Interminable" con el pretendidamente atractivo Atreyu en un cine de verano de Laredo, cuando todas queríamos ser la Emperatriz no por ansia de poder, sino por el peinado. Pero no sólo de años vive el hombre, también de momentos. Un genio inigualable que aguanta a dos pesados de kilo hablar y reír durante toda una peli para levantarse al término del film y mandar de un puño al sujeto charlatán al final de la sala. El recuerdo de la primera vez que fuiste al cine con un chico y no viste la peli o la negación absoluta a morrearse en la sala, que de todo hay. Incluso malos momentos como aquella vez que fui en Palencia (ay de mí, origen castellano-paleto, en este caso justificado), a ver “El Mundo nunca es suficiente” peligrosamente sola y en mi plena adolescencia y un viejo osó palpar mi rodilla, puaggggg. Incluso en una sala de cine he encontrado la verdadera definición de lo que es el country. Dos o tres colegas frikies que quieren ver la última de Win Wender, por aquellos años “El Final de la Violencia”, y que arrastran sin explicación lógica alguna a los más acérrimos fans de Blade. Resultado, tostón de peli incluso para los admiradores de París-Texas, y diversión sin límites para los acérrimos de Jackie Chan, es decir, expulsión forzada del cine por pensar que las palomitas vuelan cual Halcón Milenario. Lloros auténticos y compartidos con un desconocido en “Closer”, o flipadas adolescentes con “El Guardaespaldas” y “Cuando un hombre ama a una mujer”. Auténticas radiografías sentimentales, espacios donde descubrir el odio verdadero, puro y violento cuando un respetable señor de 60 años moraliza como si tuviera un megáfono acerca de lo malo que es el prota de “Match Point”. No es sólo la peli, el medio ambiente también cuenta durante las dos horas que pasas en una sala oscura y con sillones de terciopelo dudoso mil veces usados. Menos mal que nosotros no tenemos de esos cines drive in, que si no esto no acabaría nunca.

4 Comments:

Blogger Gamo P. said...

Me ha molado este posteo. Las salas de cine son un nido de anecdotas adolescentes (ya sea en esta etapa o bien pasada la misma)

Desde aquí mi única aportación a lo dicho es romper una lanza por aquellas gentes que no interrumpen las peliculas con sus comentarios, sino que las enriquecen.

Salutes

8:23 AM

 
Blogger tartaleta said...

Aceptamos esa reinvidación totalmente justa, he de reconocer que soy pero que muy nazi en ese tema, un odio irracional nuevamente no tratado a tiempo...

8:31 AM

 
Blogger Gamo P. said...

Sin duda se debe a sufrir ese trauma tan extendido de tomarse la peliculas en serio... rara vez son merecedoras de tal honor y cuando aquesto sucedela plebe suele ser respetuosa. En cualquier caso, si la peli es decididamente buena... seguro que terminamos viendo la 100 veces.

11:33 AM

 
Blogger tartaleta said...

sí señor, de peke me vi como 12 veces "Siete novias para siete hermanos", así me he quedao.

11:52 AM

 

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