Thursday, February 23, 2006

Diosas del hielo

El patinaje y la vida. Siempre que pillo una competición en la tele me quedo enganchada a tope. Hoy echaban la final de los juegos de Turín, femenino e individual. Increíble por muchas cosas. La música, que siempre escogen unos temazos clásicos bestiales, cómo giran la cabeza, mueven las manos, doblan la espalda y consiguen que te fijes en su forma de bailar, casi olvidándote de que están patinando con una rapidez deslumbrante sobre dos filos de navaja encima de la pista más resbalizada que existe. Hacer lo complicado fácil, algo muy difícil y deseado en la vida. Y otra cosa que a mí casi me obsesiona, se tiran un año entero, como mínimo, para preparse el programa corto. Caídas, roturas, heridas, y en un segundo, cuando van a hacer el triple axel, esas diosas del hielo se lo juegan todo. En un minuto te cambia la vida, como cuando los mortales esperamos una llamada de teléfono o nos desarman con una mirada o una frase. Sufro de verdad cuando se caen y disfruto a tope cuando ejecutan tres piruetas seguidas de esas que parece que se van a romper las piernas. Esta vez no ha sido la rusa la ganadora, Irina Slutskaya, se cayó aunque a los dos segundos hizo una bestiada que a mí por lo menos me hizo olvidar el hostión. Pero es que la campeona, Shizuka Arakawa, ha bailado de lo lindo, parecía algo en lo que a veces apetece convertirse, algo tan ligero como una pluma y tan fuerte como el acero. La japo se sale.

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