Proceso 4: Flipar con un recital
Sale del concierto totalmente impresionada, rozándose las yemas de los dedos de las manos, como si la sensación se le fuera a escapar por ahí, como intentando tocarla, retenerla.
Una
Qué de gente, es flipante, dios, tengo unas ganas de que empiece ya que me muero. Anda, dame un poco del litro. No han sonado ni tres acordes del primer tema y ya está saltando y cantando, como todos los demás. Esta canción es increíble, qué buena. Y así casi dos horas, recordando cada momento vivido con esa melodía, la conversación que tenía como fondo esta otra, esa que (esta también es...mola muchísimo, vaya concierto) propició aquel beso, el bis que escuchó una y otra vez en la cama hace años. No, no, que no termine, joooo, que ya se acaba, ha sido la hostia. No tengo voz eh?. Suspiro anhelante, sonrisa gigante y brillo en los ojos, que miran cómo los técnicos recogen el escenario.Otra
Pues no he escuchado nada, pero me lo dijeron ayer y me apeteció, no se. Podemos pillar una caña aquí no?. Todo el mundo sentado en la semioscuridad de la sala, comienza el primer tema y se acomoda en la silla. Silencio, aplausos, y su silencio cada vez está más lleno y sus aplausos cada vez son más fuertes, y cada vez brillan más sus ojos y es más grande su sonrisa. Joder, es muy bueno no?. Estoy flipando. La música es una nueva luz que ayuda a entender pensamientos o sentimientos recientes. Habría escuchado una hora más, ha sido la hostia. Silencio admirado, tímida sonrisa y vistazo curioso al escenario, donde el grupo está recogiendo sus instrumentos.
1 Comments:
Questa noite cae más de un capuccino delicioso, nos vemos en Nixon´s world
7:45 AM
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