Dian es grande

Cursé dos asignaturas de libre configuración en la carrera que no tenían nada pero nada que ver con el periodismo. En aquel momento me preocupaba, ahora me he dado cuenta de que da completamente lo mismo. Una de ellas la eligió la tipa que te “ayuda” a hacer la matrícula, y fue “Estadística aplicada a la comunicación audiovisual”. Un infierno en el que había que hacer cuentas que no entendía, por lo que opté por aprenderme de memoria ciertos ejercicios y conseguí sacar un cinco pelao que me supo como una matrícula. Y otra que elegí yo, sin ninguna razón lógica, y era “El origen de la humanidad”, una delicia de clases en las que una profe clavada a Maggie la de Doctor en Alaska nos enseñaba cráneos de mono y de hombre, y nos contaba los piques que tienen los antropólogos entre sí, igual que el Barça y el Madrid. Entre todos ellos había uno, Leaky, que tenía varias discípulas, mucho más educadas que él con sus compañeros, y entre ellas me fascinó Dian Fossey. Por entonces, aunque parezca raro, aún no había visto Gorilas en la niebla. Luego la vi y lloré, como todos. Hoy esta bióloga recibe un merecidísimo homenaje en Ruanda, la que fue su casa y donde seguramente fue realmente feliz.