Friday, December 30, 2005

Mitos 2006

Hace un rato he estado de recados en la cerrajería y el chaval que hacía las llaves era nuevo. He tenido que volver hasta tres veces porque las copias no abrían la puerta. Guay, porque en la tienda tenían el FHM y me ha dado tiempo a leer un reportaje que me ha descubierto un personaje fascinante. Un jugador de póker, Stu Ungar, que vivió como una auténtica estrella de rock. A los 16 años ya controlaba todo el mundo del hampa del juego de mesa y, desde entonces hasta los 46, The Kid ganó 30 millones de dólares que gastó en coches, apuestas, chicas y drogas. Murió solo en una habitación de hotel con una mezcla de perica y tranquilizantes en las venas. De él dijeron “este hijo de puta tiene el mismo respeto por el dinero que yo por los hormigas”. Él dijo «¿Qué hacía con lo que ganaba? Iba a las carreras. Aquel que dijo que el dinero quema en el bolsillo estaba hablando de mí. Algunos me dicen apostador patológico. Para mí todo se reduce a que es más importante la acción que el dinero. En Lake Tahoe, jugué partidos de pingpong contra campeones chinos por cinco mil dólares. En Italia aprendí un juego que se llama Ziganet, en donde se apostaba más fuerte que en cualquier otro juego. En un hipódromo conocí un levantador de apuestas que me dejaba apostar por un caballo para ver si entraba último. Soy un adicto de la acción. Apostaría hasta en una carrera de cucarachas».

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