Thursday, July 06, 2006

Kind of blue

Este es Jazz, ha estado en casa dos semanas y el sábado vuelve al campo. Lo voy a echar de menos más de lo que querría, sobre todo después de la compresión que ha demostrado hoy. Salía de casa con él, muerto de aburrimiento después de tirarse horas solo, hablando por teléfono con Nikita sobre las posibilidades de comprar la entrada del Summercase y dejar la cuenta corriente temblando (al final hemos caído con Leyla, claro) y gracias a un tirón de jazzito me he arrastrado por el pasillo rollo esquiadora. Menos mal que llevaba algo en la mano, esa llave casi de plástico rosa fosforita con la que tanto trabajo cuesta abrir la puerta....de la oficina. Mi madre y mis tías venían hoy a visitarme y yo en la calle sin comer, sin llaves, con un sol de espanto y el pobre perro con la lengua fuera. Después de cruzar varias miradas, hemos decidido esperar sentados en el portal a que alguien viniera a salvarnos (la portera o mi madre para invitarme a papear). Mientras yo acariciaba al cachorrín, él me lamía los tobillos como un can fiel y cariñoso que es. Hasta que llegó el clan femenino y juntas decidimos, y conseguimos, abrir la puerta setentera del apartamento con una tarjeta del Club Día. Pero el héroe ha sido él, con la tranquilidad que le dan sus 10 años, su auténtica sabiduaría y esa indiferencia de los animales respecto a todo lo que no son mimos, comida y cama.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

no falla, todas las puertas viejas se pueden abrir con un dni!!!pero tu tranki, que seguro que no te vuelve a pasar! un besazo!!
El Jazz, una monada...

11:34 PM

 
Blogger tartaleta said...

es una preciosidad, se me cae la baba

11:41 PM

 

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