Monday, February 13, 2006

Walt nos mintió a todos

Truculencias hay en todos lados. El otro día eché gasolina en uno de esos raros surtidores que hay en medio de una calle de Madrid, y no funciobaba bien el marcador, por lo que el señor a cargo del surtidor me estuvo explicando el por qué del fallo, solo "a modo de comentario", como decía él. No recuerdo bien cómo de eso pasó a hablarme de que habíamos perdido la humanidad y que el mundo estaba hecho polvo, muy sincero el hombre, así que le di coba. Y entonces fue cuando soltó lo que me pareció una truculencia: "Es como lo del aborto, que aunque lo quieran disfrazar y poner bonito, no deja de ser matar a un niño". Toma ya. Como no le podía dar la razón le miré fijamente y le dije "¿tú crees?". Por supuesto que lo creía, y además cuando ya estaba montada en el coche y con el motor en marcha me seguía contando la historia de un amigo suyo que fue a adoptar un niño a Rusia y ahora el niño era un demonio y no se qué más. Seguramente el señor, sin saberlo, le ha contado a sus hijos historias que en su origen eran de lo más truculentas. Y es que, gracias a una embarazadísima profesora del CAP, ahora sé que en la versión primigenia de Blancanieves ésta se casa con una enanitA y luego la deja y se va con Mudito, y en Caperucita Roja la niña se desnuda antes de meterse a la cama con el lobo y luego tiene hambre y se come a su propia abuelita (juro que es cierto, hay libros de una autora muy bien documentada que lo cuenta, se llama V. Pisanty). Y una que en su tierna adolescencia se creía subersiva por escuchar a La Polla y sus Siete Enanitos!

1 Comments:

Blogger tartaleta said...

si en el fondo yo creo no es mala gente, un poco killer sí, y pesao un rato largo el tío

11:52 AM

 

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