Bailando, bailando.
De madrugada andando por la Gran Vía mojándome los pies. Creo que después de una semana tan patosa y de tanta duda y lloriquero, es importante agarrarse a momentos gloriosos que nunca cambian pero que siempre son distintos, y que te devuelven los pies al suelo, encharcado por los chorros de agua de la limpieza municipal. Estos pies hoy lo han bailado todo, y no quieren parar.
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