Wednesday, June 04, 2008

Volver

Si las últimas semanas han sido como vivir continuamente en la montaña rusa de Coney Island, el sueño de ayer me ha dejado más suave que un guante y más equilibrada que un saltador de pértiga. Empecé a barruntar que me estaba aposentando de nuevo el sábado, en la Joy Eslava (miedito). Iba con tacones y más ciega que el copón, por lo que me la sudaban las miradas escrutadoras, que eran parte importante del ambiente del lugar. Seguramente estuve a punto de que alguien me diera un tortazo, porque no paraba de chocharme con la gente a mi alrededor mientras intentaba coordinar mi baile a ritmo de ragatón. Me desfogué en ambiente hostil o por lo menos desconocido, y sentó de miedo.
Me he tirado tres días esperando el sueño reparador, y quizá sin saberlo esperando el sueño Joy Eslava segunda parte. Ha sido tal que así:
Tres countrygirls que entramos en una casa después de una noche de fiesta, es la nuestra pero a la vez no la hemos visto en la vida. La puerta está abierta pero nos da igual. Hay un tipo tirado en el suelo de la entrada, al que sólo se le ve la cabeza sobresaliendo de un portatrajes azul marino. Pasamos totalmente de él, y eso que tiene sangre en la cabeza. Nos vamos al salón y nos tomamos unas copas. Y luego vamos a una habitación super tocha y hay otra countrygirl tirada en la cama sobada. La despertamos y nos dice que estaba con un tío muy raro que se ha pirado, y de repente exclama: "Anda mira, si está ahí", y vemos a un tipo con cara de loco y el pelo rizado con la cara pegada a la ventana. Ahí nos entra el pánico, el tío entra por la ventana y nos damos cuenta de que es malo, no sabemos por qué. Y le reducimos, le atamos a la cama y vamos al pasillo porque nos acordamos del pavo muerto, que de repente no está muerto ni está en un portatrajes, sino que está despertándose y la mar de animado. Entonces todas nos sentimos como Bogart resolviendo el misterio del Halcón Maltés, y el tipo malo y chungo sale corriendo por la puerta como alma que lleva al diablo. Es todo muy extraño pero estamos super contentas, una sensación de triunfo bestial. Y alguna de nosotras dice partiéndose el culo: "Creo que las copas de la Joy llevaban algo tías".
Yo que sé, pero me he levantado otra vez en plan, soy yo y hoy estoy contenta. Y no hace falta el psicoanálisis.

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