Tristeza selectiva

Uno nunca sabe por dónde va a salir cuando tiene un día de esos en los que se siente absolutamente vulnerable, tanto como un helado dentro de un baño turco. Hoy me tocó la china, y me pasa que en un día tan débil, me ralentizo al máximo, percibo las cosas con desigual fuerza y siempre acabo con la lágrima a punto de caer con las cosas más simples o peregrinas del mundo. En un día como éste, me importa un huevo la idea de que seguramente nunca tendré un BMW, o una casa de 200 metros cuadrados, o que nunca visitaré Hawai, o incluso la certeza de que parezco antipática porque no me apetece hablar con nadie, todo porque tengo un blanco total en el coco muy selectivo. Pero de repente me emociono con algo insospechado y con una fuerza inusitada, y sólo por eso ya ha merecido la pena levantarse. Hoy estaba sola en la oficina y se me han puesto los pelos de punta escuchando a...Miguel Bosé! Eso de "el corazón que a Triana va, nunca volverá, Sevillaaaa!!!" me ha dejado KO, así que ahí va una loa (otra más), a la ciudad hispalense que hoy me ha levantado el ánimo. Eso sí, estoy cagada de miedo, porque cualquier día gris parecido a éste me encuentro haciendo pucheros escuchando al trío mortal (Ana Belén-Víctor Manuel-Miguel Ríos, puaggg), y eso sí que no.