Sunday, May 28, 2006

Bailongas

Concreté la fecha de mi muerte con Satán.
Le engañé y ahora no hay quien me pare, ya los pies.
Razonar es siempre tan difícil para mí.
Qué más da si al final todo me sale siempre bien, del revés.
Volvimos a bailar desatadas y a pedir Barón Rojo al pincha. A pesar de que las tres country girls superábamos en años a casi todos los chavales del bar, dejamos el pabellón muy alto y nos demostramos a nosotras mismas que los felices dieciséis nos marcaron de lo lindo. Compadecidas del treinteañero solo y borracho que tachaba de “concupisciente? la época glam, flipamos con la naturalidad para ligar que tienen los jovencitos de 18, que te cogen de la mano y te cantan Extremoduro a la cara con todo el valor y los tercios del mundo.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Lo has clavado! Aunque yo no sabía que lo de concupisciente viniera del treintañero acabao (uno que, apunto, llegó y dijo: "hola, vengo a violaros", con el consecuente descojone in his fucking face!).
Para ver el final de la historia, visiten www.fotolog.com/leyla80.
La frase: "Cualquier adolescente madrileño acaba pasando por una sana fase de Extremoduro y Platero y tú".

3:09 PM

 

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