Subidón

La rubia, que ya tiene oda aquí y no se puede quejar, me acompaña en esta otra alabanza al arte, que se me ha ocurrido mientras estaba en el metro (es una mina) escuchando la canción de Australian Blonde que he puesto más abajo. Y es que el arte es la respuesta, a muchísimas cosas. No es cuestión de qué tipo de arte, si el grafitti o un Botticelli, Nick Cave o una batucada, un comic o cualquiera de Fitzgerald, Starky y Hutch o París-Texas, un reportaje o Walt Whitman, el cubo de la basura o la Tate. Me refiero al sentimiento, o mejor aún, a los sentimientos que provoca cualquiera de estas cosas. Desolación, esperanza, amor, maldad, dolor, risa, media sonrisa, tristeza, melancolía, dulzura, cariño, horror, fascinación, violencia, ternura, compromiso, frivolidad, todo lo tienes en 200 páginas o 3.000 caracteres (sin espacios), dos minutos, un lienzo o un vagón de tren, una pantalla o un papel. Una buena canción te puede hacer sentir que eres capaz de todo, un cuadro te puede gritar a la cara que te estás equivocando, te puedes partir de risa leyendo una novela que además te hace sentir especial, porque comprendes o crees que comprendes lo que quiere decir, una peli puede despertar en tí una vocación escondida. A veces pienso que igual si nos dejáramos llevar más por ellos, todo iría un poco mejor, porque lo que dan en las noticias quizá no sean las pautas más adecuadas. Y además está en todos los sitios, porque una mirada, o una frase adecuada, también son arte, y un subidón de muerte.