La guerra de los mundos

Ayer sorteamos condones en el curro. Teníamos que comprar la Revista 40 y otra que no me acuerdo cuál era, pero de ese palo, y venían condones por lo del día del Sida. Hubo revolución, y eso que al final opté por organizar una timba sencilla, esa de “adivina un número del 1 al 10”, y no pusimos pruebas más divertidas porque bueno, al fin y al cabo trabajamos en una oficina. No me tocó. No volví a pensar en ello hasta que llegué a casa y me puse a navegar, y leo en La Voz de Galicia las patochadas del que es el maestro yoda del lado oscuro. Me he dado cuenta de que según el tipo, con su pasado SS incluido que seguramente no le pese nada, hemos cometido un acto malo y perverso, seguramente causante de unos días en el purgatorio. Según los simples mortales lo que pasa es que la gente quiere follar y punto. Normal. Lo que de verdad subleva, y es cierto que lo digo desde mi sofá calentita, es que le vengan con esos rollos a los que no piensan en otra cosa que no sea en cómo van a sobrevivir mañana. Marcianos parecen en Roma, de los que dan miedo.